Alta gama

El auto más caro

Un empresario danés incursionará "a lo grande" en el mundo automotriz con una producción limitada del que promete ser el vehículo más potente y costoso del planeta.


Un empresario danés entró de lleno en la industria automotriz con un vehículo para nada humilde: el Zenvo ST1, un vehículo deportivo cuyo precio será de 1,8 millones de dólares y, según su fabricante, aclanzará una velocidad máxima de 268 kilómetros por hora gracias a sus 1.250 caballos de fuerza.
Este modelo es creación del empresario Jesper Jensen, un recién llegado al mundo automotriz, pero quien espera desembarcar con todos los honores en un mercado de lujo dominado por Maseratti, Bentley y Bugatti. De acuerdo a Fox News, el equipo de 15 artesanos a cargo de la construcción de este automóvil está dirigido por Troels Vollerten, un ingeniero con experiencia en carreras de autos.
De acuerdo a Jensen, el gran atractivo de este modelo es su diseño inspirado en el espíritu de los superautos de la década de 1980 con líneas afiladas y agresivas que imaginaban el futuro como una fiesta de la aerodinámica.
Sin embargo, la producción será limitada, ya que si una empresa como Bugatti puede fabricar un total de 50 modelos por año, esta empresa danesa también espera romper ese récord y "sacar del horno" solo 15 unidades para 2013.












Alta gama





Renault Latitude

El Renault Latitude es una berlina de cuatro puertas que está disponible desde 23.850 € (todos los precios). Renault no tiene previsto fabricar el Latitude con una carrocería distinta.

Con 4,89 metros de longitud es el coche más largo que actualmente vende Renault y es 19 centímetros mayor que el Laguna. Que tenga mayor tamaño que un Laguna no significa que sea más refinado o mejor en un sentido amplio del término. El Latitude no es lujoso como lo son algunas berlinas de su tamaño, por ejemplo el Mercedes-Benz Clase E ó el BMW Serie 5, sino que es un coche con buena relación entre tamaño y precio, relativamente amplio y con buenas cualidades para viajar confortablemente.

La diferencia de precio entre un Laguna y un Latitude está sobre 1.200 € a favor del primero, siempre que se elijan con motores de potencia parecida (ficha comparativa). Si se opta por las versiones menos potentes de cada modelo la diferencia sí es abultada porque el motor de menor potencia posible en el Laguna es de 110 CV y en el Latitude es de 140 CV (ficha comparativa).

Todos los turismos que actualmente hay en el mercado y cuya longitud sea parecida a la del Latitude son más caros; algunos que son ligeramente menores, como el Ford Mondeo Sedán (4,85 m), son un poco menos costosos.

Tiene sentido pagar ese sobreprecio respecto a un Laguna si se da valor al espacio interior; aunque el Latitude no está especialmente bien aprovechado para la longitud de su carrocería es indiscutiblemente más amplio que el Laguna.

El Latitude está disponible con motores más bien potentes: uno de gasolina de 140 CV y tres Diesel de 150, 173 y 241 CV.

Hemos probado el Latitude Diesel de 150 CV. Esta versión no acelera mucho aunque se mueve con suficiente agilidad en la mayor parte de las condiciones que se pueden dar en carretera. Según nuestras mediciones habituales, su consumo de carburante no es particularmente bajo (más información en las impresiones de conducción). Con cualquiera de los motores Diesel el Latitude es silencioso y rueda con suavidad.

Todos los motores van asociados a una caja de cambios manual de seis velocidades, salvo el Diesel más potente, que lleva una automática de seis relaciones. Ésta es opcional para la versión Diesel de 173 CV. Es posible que en un futuro haya una caja de cambios automática de doble embrague («EDC») que ya tienen otros modelos de Renault.

El equipamiento opcional del Latitude tiene tres cosas que no están disponibles en otros modelos de Renault: asiento del conductor con función masaje, cámara trasera de ayuda al aparcamiento y dos ambientadores de fragancias. El resto del equipamiento destacable sí está disponible en otros modelos de Renault como la tarjeta de acceso y arranque sin llave («Tarjeta manos libres Renault»), los faros de xenón con iluminación adaptativa o el navegador («Carminat TomTom Live») fabricado por TomTom e integrado en la consola. Está disponible con tres niveles de equipamiento: «Expression», «Privilege» e «Initiale» (fichas de equipamiento).


Precio del seguro y otros detalles

El Latitude se comercializó inicialmente en Corea del Sur como Renault Samsung SM5 (más información).

Asegurar a todo riesgo un Latitude Diesel dCi de 150 CV con el nivel de equipamiento «Privilege», que se comercializa desde 27.650 €, tiene un coste mínimo de 662 €, con la compañía Direct Seguros.
Hemos calculado la póliza con los siguientes parámetros: conductor casado de 57 años con carné desde hace más de 35 años y seis sin siniestros, que realice hasta 20.000 km anuales, utilice el coche a diario, estaciones en un garaje colectivo y resida en Lugo. En nuestro comparador de seguros se puede realizar un cálculo personalizado.






Impresiones sobre el espacio destinado a los ocupantes

En términos generales se puede decir que el habitáculo del Renault Latitude es adecuado para cuatro ocupantes altos, si bien no es especialmente espacioso teniendo en cuenta sus 4,89 metros de longitud. Eso se puede comprobar en esta tabla, donde en la mayor parte de las mediciones aparece en una posición intermedia y eso que la práctica totalidad de los coches comparados son de menor tamaño exterior.

El espacio para piernas en las plazas posteriores es suficiente para personas altas cuando en las plazas delanteras también vayan ocupantes de talla elevada. Un Ford Mondeo tiene más o menos el mismo espacio paras las piernas, mientras que un Škoda Superb tiene mucho más que el Mondeo, el Latitude y la totalidad de modelos con los que compite.

En las versiones con el techo solar doble, que afecta a las dos filas de asientos (imagen), la altura en las plazas posteriores se reduce algo —no sabemos cuántos centímetros porque nos hemos medido un Latitude sin este elemento—. Es suficiente para personas de unos 1,85 metros que se sienten erguidas; si son mayores rozarán con la cabeza en el guarnecido del techo. Si se da mucho valor a la sensación de espacio o van a viajar personas muy altas entonces es mejor no elegir el techo solar, que es obligatorio en las versiones con equipamiento «Initiale» y el único posible con el motor de 241 CV.

La mayor carencia es que hay poco espacio en las plazas traseras para tres adultos; un Ford Mondeo o un Mazda 6 tienen unos 4 o 5 centímetros más de anchura.

El acceso a la segunda fila de asientos no es especialmente cómodo porque hay que flexionar apreciablemente el tronco a causa de que en esa zona el techo tiene una caída pronunciada. El acceso también sería más cómodo si las puertas traseras abriesen en un ángulo mayor.


Puesto de conducción


Las plazas delanteras y el puesto de conducción me parece bueno en términos generales. Lo que más se echa en falta son unos asientos con mayor sujeción lateral.

Sólo el asiento del conductor puede tener función de masaje. Funciona con una serie de cojines de aire (imagen) que se hinchan y se deshinchan en función de dos programas a elegir (continuo o aleatorio) y dos intensidades (suave o enérgica). Según Renault actúan sobre tres zonas del tronco: omóplatos, centro de la espalda y lumbares. Los mandos para manejar esta función masaje y la calefacción del asiento se encuentran a la izquierda de la banqueta (imagen).
Cuando no se utiliza la función masaje es posible controlar independientemente cada uno de los cojines hinchables. Me ha gustado mucho esta posibilidad porque cada conductor puede ajustar el contorno del respaldo a sus gustos y a la forma de su espalda.

Me parece que Renault ha resuelto muy bien el manejo de la radio, el navegador o el teléfono pues el conductor casi no tiene que recurrir a los mandos de la consola —quizá algo confusos y quizá algo alejados del campo de visión (imagen)— sino que lo puede hace desde un mando unido a la columna de dirección. Se alcanza sin soltar las manos del volante. Su manejo requiere cierto periodo de adaptación, pero una vez acostumbrados es muy cómodo.


Equipamiento: Navegador, acceso y arranque si llaves y sistema de climatización

El navegador, fabricado por TomTom —especialista en dispositivos portátiles—, tiene la peculiaridad de que va integrado en el salpicadero y se maneja desde unos mandos que hay entre los asientos. Tiene más funciones de las que tienen otros modelos de Renault (más información).




La pantalla del navegador, en caso de estar instalado, también se utiliza para mostrar imagen de la cámara trasera de aparcamiento. Esta cámara no da una imagen de mucha calidad pero sirve perfectamente para hacerse una idea de lo que hay justo detrás del coche. Como no da un ángulo de visión muy grande no es de gran ayuda para ver el tráfico que viene cuando se va a salir marcha atrás de un aparcamiento en batería.
El sistema de climatización me ha parecido muy bueno porque, al menos con tiempo caluroso, es capaz de mantener constante la temperatura del habitáculo sin hacer mucho ruido ni crear corrientes molestas. Como en otros modelos de Renault, tiene tres programas automáticos de funcionamiento «suave», «medio» y «fuerte». En el modo «suave» tarda más en enfriar o calentar el habitáculo pero es muy poco ruidoso; en el modo «fuerte» es más eficaz y se escucha más el ruido de lo ventiladores.

Con el sistema de acceso y arranque sin llaves («Tarjeta manos libres Renault») la llave tradicional se reemplaza por una tarjeta. Está hecha para llevarla en un bolsillo o en el bolso y no sacarla para prácticamente nada: el coche se abre al detectar que la tarjeta está cerca, el motor se arranca con solo pulsar un botón y las cerraduras se bloquean cuando la tarjeta se aleja.


El Latitude puede tener un sistema de gestión de la calidad del aire del habitáculo con fragancias diferenciadas para conductor y pasajero delantero. Está formado por un filtro antipolen y un «ionizador» de aire («Samsung Super Plasma»). Lleva un sensor que si detecta una concentración excesiva de gases nocivos —en un atasco, por ejemplo—, activa de forma automática el reciclaje del aire del habitáculo. El ionizador de aire tiene dos modos de funcionamiento: «Clean» y «Relax».

He probado las dos funciones tanto el tráfico urbano como en carretera y no he apreciado ninguna diferencia entre ellas.
Las fragancias de serie («Blue Ocean» y «Mango») pueden ser reemplazadas o combinadas con otras cuatro («Red Berries», «Green Nature», «Herbal Tea», y «Precious Flowers»). Se puede elegir entre tres intensidades y es posible programar la periodicidad de la difusión por el habitáculo.


Maletero

Tiene una capacidad de 477 litros —511 litros en aquellos mercados donde el Latitude no lleva rueda de repuesto; en España, todas las versiones llevan una rueda de repuesto del mismo tamaño que las otras cuatro (imagen), con llanta de aleación de igual diseño—.

Es un volumen menor que el de un Škoda Superb, un Opel Insignia o un Volkswagen Passat y mayor que el de un Peugeot 508 o un Honda Accord. El mayor inconveniente no es que no sea de los más grandes sino que tiene formas muy irregulares. Así, su parte más ancha mide 138 centímetros, la intermedia 113 y la más estrecha —próxima a los respaldos de las plazas posteriores— mide 94. Con unas proporciones así es complicado aprovechar bien toda su capacidad. En esta imagen se puede ver que el maletero se estrecha por los laterales.
Tiene ganchos para sujetar una red o unas cinchas elásticas y evitar que se desplacen los objetos que se transporten. No tiene ningún pequeño cajón para llevar separados pequeños objetos, como por ejemplo una linterna.
El Renault Latitude tiene cualidades muy satisfactorias si se desea un vehículo para viajar con comodidad: es silencioso, rueda con suavidad y tiene una suspensión que aísla normalmente bien a los ocupantes de las irregularidades.                                                                                      


Que sea silencioso se debe en gran medida a que el funcionamiento de sus motores Diesel —no hemos probado el de gasolina— se percibe poco en el interior tanto a baja velocidad como circulando deprisa, se acelere mucho o poco. Tampoco vibran sensiblemente ni transmiten asperezas claras al volante o pedales.

Por el confort de suspensión, el Latitude está en un lugar intermedio entre los más cómodos, como un Citroën C5, y los que más dejan sentir a los ocupantes el estado del piso, como por ejemplo un SEAT Exeo con la suspensión deportiva opcional.

Puede que el Latitude no sea especialmente satisfactorio para los usuarios que disfruten de la conducción. Aunque es ágil de reacciones no tiene buen tacto de dirección y su trayectoria depende más de lo normal del estado del piso: si pasa por encima de un bache —especialmente de esos que sacuden las ruedas con gran rapidez— mientras está apoyado en una curva, tiene más tendencia a descolocarse que —por ejemplo— un Citroën C5, un Peugeot 508 o un Renault Laguna. Cuando el piso está en muy buen estado las diferencias se reducen.


DCI 150 CV


Según nuestras mediciones de aceleración (que las hacemos llevando el motor hasta un régimen muy alto), hay unos cuantos modelos de potencia parecida que aceleran algo mejor que el Latitude Diesel de 150 CV (tabla comparativa). En todo caso, las diferencias no son grandes y por lo tanto no creo que influyan mucho en la velocidad media con la que se puede realizar un viaje.

Donde más se descuelga el Latitude dCi de la competencia es cuando se acelera en marchas largas —especialmente en sexta velocidad— y con el motor funcionando a un régimen muy bajo. Esa falta de respuesta en la marcha más larga se ha reflejado en nuestra medición de recuperación en sexta de 80 a 120 km/h en la que ha necesitado 17,2 segundos, que es mucho. En un uso cotidiano se nota en que es más habitual de lo normal tener que reducir a quinta para recuperar velocidad, por ejemplo, cuando se aparta un vehículo lento al carril derecho o cuando se necesita ganar velocidad en una pendiente pronunciada de autopista.

No acelera poco en sexta porque el motor tenga poca fuerza a bajo régimen sino porque tiene que mover un desarrollo muy largo; según nuestras mediciones el Laguna con el mismo motor —que tiene un desarrollo en sexta más corto — es claramente más rápido.
Al menos en nuestra unidad, para el cálculo de consumo había que tener en cuenta que el ordenador marcaba un 5% por exceso —es muy raro que el indicador de consumo de un coche marque de más; normalmente ocurre lo contrario—. Aun teniendo en cuenta ese error, el consumo del Latitude 2.0 dCi de 150 CV no es bajo ya que aunque hay modelos de similares características que gastan más, hay muchos que consumen menos. En nuestro recorrido habitual de consumo de 143 km por una autovía con desniveles y buscando una media real de 120 km/h ha consumido 6,6 l/100 km —el ordenador indicaba 6,9 l/100 km—. Como el depósito es grande (70 l), aunque el consumo no sea bajo, las paradas a repostar no son frecuentes.

A continuación hay una tabla comparativa de consumo donde aparece el Renault Latitude y otros coches parecidos:

V6 DCI de 241 CV

A continuación están las impresiones de mi compañero Jaime Arruz sobre el Latitude motor Diesel de 241 CV, que probó en la presentación de este modelo:
«El motor Diesel más potente es recomendable especialmente por dos variables: suavidad de funcionamiento y capacidad de aceleración. Es un motor que apenas produce ruido, acelera progresivamente pero con rapidez y que hace que sea posible realizar adelantamientos en carreteras de doble sentido en poco espacio y, por tanto, con seguridad. El único inconveniente de esta versión del Latitude es que tarda unos segundos en comenzar a acelerar con decisión desde que se pisa el pedal.
Este motor va asociado a una caja de cambios automática de seis relaciones que no pasa de una marcha a otra con rapidez pero sí funciona con gran suavidad. Se puede manejar de modo manual dando toques adelante y atrás sobre la palanca (imagen de esta palanca).
Tiene un consumo medio homologado de 7,2 l/100 km. Es una cifra normal para su potencia, mayor que el de un Mercedes-Benz Clase E e inferior al de un Citroën C6, ambos con motores Diesel de 231 a 241 CV.
Durante la presentación internacional, en un recorrido de 98 km/h a una media de 64 km/h a ritmo tranquilo pero con algunas fuertes aceleraciones en carreteras de curvas, gastó 8,2 l/100 km según el ordenador de viaje».